miércoles, 11 de junio de 2014

Bienestar: ¿Qué es el bienestar?

Las sociedad occidentales modernas por fin, han logrado alcanzar lo que los economistas llaman "Estado del Bienestar". Así, el Estado del Bienestar trajo no sólo prosperidad económica, sino que además parecía que la sociedad había alcanzado un estado pleno de satisfacción, algo parecido a la felicidad.
 Bajo este espejismo construimos entre todos una sociedad más" justa"," igualitaria," con igualdad de derechos y plena libertad.
 Las personas dejamos casi de ser tales para convertirnos en" consumidores", aumentando el consumo de alcohol, drogas, móviles, tecnologías... y de todo aquello que se pueda consumir.
 La clase media accedió a vivir en urbanizaciones con piscinas, pistas de tenis, etc, los obreros cambiaban su coche cada cinco años, todos salían a comer, a cenar, desayunar y almorzar fuera de casa pasó a ser un hábito cotidiano. 

En la sociedad del bienestar había que "consumir", y cuanto más consumíamos mejor nos sentíamos. Pero en este sistema ideal algo fallaba, porque las consultas de los médicos se empezaron a llenar de personas que se sentían solos, tristes, que tenían dificultad para dormir, cuadros de ansiedad, fobias. 
En la era del consumo, aumentó también el consumo de antidepresivos, ansiolíticos y tranquilizantes. Es que también las relaciones sociales y afectivas se consumían, esta vida loca poco tiempo nos dejaba para los amigos, el afecto.
 Comenzamos a convertir nuestra vida social en vida virtual, las redes sociales se convirtieron en nuestro soporte afectivo. Las relaciones de pareja cada vez más cortas, casi sin tiempo para el enamoramiento. Es más, ya casi no se habla del amor, confundiendo sexualidad y pasión con amor.
 En este Estado del bienestar, casi sin darnos cuenta, nos hemos consumido a nosotros mismos, dejando de ser personas para ser consumidores. Nos hemos vaciado de contenido, hemos dejado de pensar, de sentir como personas, le hemos cedido terreno al individualismo malvendiendo nuestro tiempo y nuestras necesidades humanas en pos de un consumo desmedido que nos prometía un sentimiento pleno de satisfacción. Pero claro, para sentir satisfacción primero hay que saber qué es lo que se desea, y cuál es la necesidad que conecta con ese deseo.
 Hemos dejado por el camino lo básico que nos convierte en persona, que son nuestras emociones, nuestros sentimientos y pensamientos.
 Yo celebro esta crisis y la terrible caída del Estado de Bienestar (lamentando todas las injusticias, los millones de desempleados, los desahucios, los recortes, la corrupción, la pérdida de derechos, etc.), creo que tenemos una oportunidad para replantearnos nuestro sistema de valores, para conectarnos con nosotros mismos, para interrogarnos, reflexionar hacia dónde queremos ir. Ser críticos con la realidad, rebeldes ante la injusticia, y no permitir que nadie nos diga cómo debemos ser.
 Ahora nos toca despertar de nuestro letargo, dejar de ser consumidores porque sí, y sobre todo, construir entre todos una sociedad mejor, materialmente más pobre pero humanamente más rica, más solidaria. Dejar atrás el individualismo y conectarnos con los otros a través de nuestra empatía, olvidarnos del discurso soberbio y del lenguaje grandilocuente.
 El bienestar no es sólo tener dinero, un lindo piso, cambiar de coche. El bienestar en verdad es algo mucho más primitivo, y un factor determinante en la búsqueda de la felicidad.
 Desde este punto de vista, el bienestar es el estado de equilibrio entre las emociones, los sentimientos y los deseos. Está en relación directa con la salud mental, física y social. Implica nuestras emociones, sentimientos, afectos, pensamientos, que se traducen en nuestra forma de ser y de actuar, de ahí su dimensión subjetiva.
 El bienestar es diferente para cada uno, pero en todos los casos se asocia a un estado de equilibrio dinámico y de armonía que nos hace enfrentarnos al mundo, y a la vida, de un modo particular, desde el que transitamos, tramitamos y elaboramos nuestras experiencias, resolvemos nuestros conflictos, enfrentamos nuestros desafíos.

Así, el bienestar es un estado interno y subjetivo en el que cada uno debe operar en la búsqueda de la satisfacción de sus necesidades.