Cada uno aporta su forma de ser, de sentir, valores, principios, forma de ver la vida su historia vital y experiencias.
Pero el enamoramiento solo no alcanza porque la construcción de la relación es un proceso dinámico, cambiante, y que ambos estén dispuestos a colaborar, a dar, a recibir, ofrecer, compartir.
La pareja se sustenta como tal cuando la inversión de tiempo,aceptación de responsabilidades, esfuerzo, entrega, expresión de amor y aceptación de los dos es equitativa, pero siempre manteniendo cada uno su identidad e individualidad..
Las parejas se comunican, dialogan, comparten sus deseos, proyectos, inquietudes, planifican un futuro compartido,una vida en común.
Así van construyendo su relato, en el que posiblemente estén incluidos, los hijos idealizados, probablemente en una situación también idealizada.
¿Pero que pasa a veces con la llegada de los hijos?
Es que pasar de ser pareja a padres es complicado ya que a cada uno le toca inaugurar un rol (madre, padre)con la inseguridad de no sentirse aún preparado para eso y con los miedos naturales que implican cuidar a "otro" aunque sea un hijo deseado, querido, esperado.
Así las parejas viven la llegada del hijo con sentimientos encontrados, por un lado , amor ternura, orgullo, satisfacción , pero por otro lado, miedo, ansiedad, angustia., debido a la inexperiencia .
Las dificultades surgen por el aumento de responsabilidad, la exaltación de la maternidad, y por todos los cambios que suponen la llegada del recién nacido en la vida cotidiana de la familia, ya que los horarios,las rutinas,las actividades cambian para adaptarse a satisfacer las necesidades del bebe.
Sobretodo, durante los primeros meses, la dedicación de la madre al bebe es exclusiva, ya que se crea entre ambos un vínculo simbiótico en el que la madre se identifica con el bebe para satisfacer y comprender mejor sus necesidades y demandas.
Esta situación puede provocar en el padre la sensación de abandono, y a veces genera discusiones en la pareja por no comprender lo que está ocurriendo y porque a los hombres les suele costar más aceptar los cambios.
También pueden aparecer diferencias de criterios en cuanto a modelos educativos.
Pero estas dificultades se superan fácilmente a través de una mayor comunicación, mejorando también la capacidad de escucha, de comprensión y de empatía (poder ponerse en el lugar del otro) porque el desafío es construir juntos una familia sin dejar de ser una pareja.
Así con el paso del tiempo y con una mayor adaptabilidad y aceptación de la nueva realidad por parte de ambos, se pueden construir nuevos espacios de comunicación y diálogo en el que cada uno pueda compartir sus sentimientos con el otro, sus miedos y necesidades, así como comentar el día a día de cada uno.
De esta manera la pareja pasará por un proceso de transformación de su relación en la que ambos miembros de la pareja irán desarrollando su propia identidad como padre y madre y en consecuencia su identidad de pareja.
Pasarán de ser pareja a padres pero sin perder por ello ni el tiempo ni el espacio que toda pareja debe reservarse tanto para la comunicación para la intimidad.